Uno de los escenarios más habituales que pueden llevar a que un potrillo se quede sin calostro es la presencia de problemas de salud en la madre, como la mastitis, una inflamación dolorosa de las glándulas mamarias que puede dificultar o impedir la producción de calostro. La mastitis puede ser causada por infecciones bacterianas o traumas en las ubres de la yegua. Cuando esto sucede, la cantidad y calidad del calostro se ven afectadas, y el potrillo no logra recibir la nutrición y los anticuerpos esenciales para su supervivencia.

Otra situación desafiante que puede privar a un potrillo del calostro es la incompetencia maternal. Aunque no es común, algunas yeguas no son capaces de cuidar adecuadamente a sus potrillos o, peor aún, los rechazan por completo. Esto puede deberse a problemas psicológicos, falta de instinto maternal o dolor físico que le impide dejar que el potrillo se acerque a sus ubres.

La separación temprana de la madre y el potrillo es otra razón por la cual este podría quedarse sin su primer alimento esencial. A veces, circunstancias médicas o de salud pueden requerir que el potrillo sea apartado de su madre poco después del nacimiento y la cría no pueda ser amamantada en sus primeras horas de vida.

En otras ocasiones, puede ocurrir la muerte prematura de la madre debido a complicaciones durante el parto o a problemas médicos graves que no pueden ser resueltos.

En estos casos, es indispensable actuar rápidamente para proporcionar al potrillo el cuidado que necesita para sobrevivir.